Hay dos estereotipos de directores que conducen al desarrollo de una tesis poco constructivas: aquéllos que abandonan a los estudiantes a su propia suerte, y aquéllos que ingenuamente piensan que la mejor manera de trasmitir experiencia es señalar lo que deben hacer y cómo hacerlo, bajo un prototipo de calidad de tesis a su medida, inclusive algunos tutores llegan a redactar ellos mismos el contenido a su manera.
Los directores que abandonan a los estudiantes a su propia suerte (directores indiferentes) no reconocen que el desarrollo de una tesis es una experiencia de aprendizaje compartido.
Los directores indiferentes no contribuyen mucho al proyecto; nunca discuten en profundidad los aspectos relevantes de la tesis como el diseño experimental, el análisis estadístico y la interpretación de resultados. Este tipo de directores, por su auto exigencia argumentativa y laboral, tienen poco tiempo para dedicarse a las tutorías, una cita de reunión se vuelve difícil, y cuando lo concede la evaden o brinda al tutorado escaso tiempo, en relación a las exigencias que imponen.
En ocasiones muestran muy poco interés, cuando aprecian que los resultados obtenidos de los tutorados no son los gradualmente los esperados, mostrando inconformidades y solicitando mejorar los rendimientos.
En esta situación, los resultados finalmente dependerán de la capacidad intrínseca del tutorado y de sus posibilidades de interactuar con otros profesionales de tutoría extracurricular para no fracasar en su meta.
Es obvio que los tutorados necesitan de un equipo profesional, conformado por técnicos de diferentes especialidades, para mejorar la calidad de la tesis, con un mayor aporte de ideas prácticas funcionales en la solución de problemas sociales y/o empresariales. Tener presente, que la actividad de mejoramiento continuo empresarial está asignado a un equipo profesional, que involucra a todo un personal directivo con experiencia, con mayor razón un estudiante sin experiencia necesita de ayuda profesional de un grupo institucional, de profesionales con experiencia comprobada.
En el otro extremo, se encuentra los directores sobre-protector, quien piensa que todas las etapas de la tesis deben estar bajo su estricta supervisión, y por lo tanto resta iniciativa, creatividad y constructivismo del conocimiento.
El Director considera que nada del trabajo debe quedar librado a la improvisación o la intuición, y que siempre debe decirle al dirigido cómo son las cosas. En otras palabras, cree fervientemente en la transmisión lineal de la información, en donde Él juega un papel de emisor activo y el estudiante de receptor pasivo.
Normalmente, El Director le plantea a su estudiante un plan de trabajo terminado y rígido, del cual el doctorando no participa de su desarrollo conceptual, ni del diseño de muestreo, ni de la elección de las herramientas estadísticas. Todo viene bajo receta.
En el caso de los biólogos de campo, El Director casi siempre va al sitio de trabajo con su tesista; básicamente no le tiene confianza en la toma de datos. Las reuniones con este estereotipo de director no son producto de la necesidad del estudiante sino pautadas de antemano mediante un estricto cronograma; durante la misma El Director le dirá a su dirigido cómo son las cosas. Si hay que analizar datos, El Director lo hará en su computadora sin explicar el fundamento de su elección ni el funcionamiento de las pruebas; a su lado el estudiante solo será un mudo testigo. Cuando llegue la hora de interpretar los resultados, El Director le comunicará a su doctorando su punto de vista, el cual obviamente primará sobre cualquier otra opinión.
Finalmente, el manuscrito científico producto de la tesis será mayoritariamente escrito por El Director para acelerar los tiempos de publicación. En consecuencia, la realización de una tesis no representa una experiencia de aprendizaje para ninguno de los dos. El Director no aprenderá nada de su dirigido, y el dirigido nada de su director. Es más, el futuro doctor estará incapacitado de crecer académicamente en forma independiente.
BUSCANDO EL PUNTO MEDIO
Sin embargo, puede existir un tercer tipo de director que represente una alternativa entre el absoluto desentendimiento y la tutela asfixiante (Tabla 1). Esta clase de director cree que la tesis es una experiencia de aprendizaje para ambas partes y no una simple formalidad académica; que lo más enriquecedor de las tesis es su desarrollo y no su producto final; y que para lograr esto a veces es necesario ocultar más de lo que se muestra y estimular más de lo que se informa.
Con este tipo de director, la temática de la tesis debe interesar genuinamente a ambas partes.
Su desarrollo conceptual debe ser fruto de una discusión abierta, en donde la planificación -producto de la reflexión intelectual-, y la intuición -producto de las observaciones de campo-, encuentren un equilibrio. Posiblemente la primera etapa sea dedicada a comprender el sistema de estudio para elaborar mejores hipótesis, más que a implementar tozudamente una planificación previamente desarrollada.
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